Las crisis vienen y van en los diferentes ámbitos sociales. Una vez evolucionada la era de la imprenta, las ediciones impresas se enfrentan a la era digital, que conlleva la facilidad y el ahorro que da el publicar en el ciberespacio, lo cual posibilita llegar a un número ilimitado de lectores, a un mucho menor costo y sin el menoscabo ambiental que da el consumo de papel manufacturado de los árboles –una tonelada de papel equivale a la tala de 20 árboles–. El caos y las contingencias son elementos estructurantes de la realidad, dicen los especialistas; además, lo complejo y el caos organizan, le dan consistencia a los fenómenos que nos acontecen; es más, el caos o las crisis son la condición de posibilidad de que se presente el orden, es decir, la presencia del caos es la regla en lugar de la excepción para alcanzar un orden. Bajo esas premisas, quiero pensar que las empresas editoriales, incluyendo a las públicas, como son las universidades, están en un proceso no lineal que las llevará a alcanzar el quid para una sociedad más preparada en todos los terrenos de las ciencias, de las humanidades, de la tecnología, respetando la diversidad cultural y al paso que rijan las condiciones irreversibles –como el cambio climático– para la adaptación de las especies.
Hemos superado descubrimientos que representan avances tecnológicos gigantescos para las civilizaciones, tales como el telégrafo, la electricidad, el teléfono, la radio, la televisión. Ahora que estamos viviendo la era de la informática, Sublimidad Digital, como la describe Vincent Mosco, con el subtítulo: mitos, poder y cibesespacio, cuya traducción saldrá en breve por la Universidad Veracruzana, no queda más que aprovechar de esas herramientas a nuestro alcance, y mejorar tanto los procesos como los productos editoriales, ya sea agilizando las publicaciones presentadas en forma digital, y estableciendo un marketing en la propia red o internet, impresos en venta solo por pedido y pago previo por línea, o bien, limitar las publicaciones impresas, aunque está en juego el futuro de las fábricas de papel, que tendrán una excesiva regulación de impacto al medio ambiente, y las imprentas, que a lo mejor reducirán la producción de libros y demás impresos varios que tienen en su catálogo. Modernizarse conforme leyes ambientales es la alternativa del mundo editorial para su sobrevivencia. El caso de los periódicos, como ustedes, el reciclado de papel y su reuso en el mismo periódico, aparte de estar acorde con las circunstancias actuales, adquiriría simpatizantes. Un negocio redondo para Centinela podría ser establecer una fábrica de reciclado de papel, utilizando agua tratada para su proceso y, en fin, traería consigo la creación de empleos.
Desde luego que hay que conservar el factor romántico hacia las publicaciones. Si bien las generaciones jóvenes nacen en la era de lo digital, y aprenden y se preparan para la vida con esa importantísima herramienta, incluyendo a las generaciones que forman parte del bono demográfico (15-64 años de edad), hay varias generaciones que nacieron desde los treinta, hasta los ochenta, que aun cuando manejan computadora, la lectura de libros o revistas y periódicos impresos en papel es un rito con el cual es imposible de solo romper y ya. Además, tampoco nos podemos desvincular del arte de la edición y de la hechura del libro como objeto. Sería una locura así como la de dejar de pintar un lienzo o hacer una escultura, porque estamos en la época digital y del ciberespacio. Además, ¡el proceso editorial es precioso! El producto, sin contar el material escrito, es una obra de arte. Mira, recibes el material en dos formatos, digital e impreso. Primero checas si son la misma versión utilizando la herramienta “buscar” en el formato digital que tendrá que ser en Word, con varias frases del formato impreso en papel y compruebas que estén exactamente igual en el digital. De ahí, haces correcciones de estilo y ortotipográfica del material, cazando erratas, unificando y formalizando el texto conforme a las especificaciones de la colección a la que vaya destinada; si no es en una colección, se diseña el libro seleccionando tamaño (media carta, medio oficio, carta, o personalizado), tipografía, márgenes –que definan la mancha tipográfica–, espacios en blanco, espacios para ilustraciones, en general diseño de interiores, y el diseño de los forros, o tapas (con solapas, duras, con camisa, etc.). Algunas etapas son más complejas que otras, por ejemplo, corregir las bibliografías de los libros, dada la cantidad de puntuación que la especifica, hay que tener mucho cuidado con cada referencia, como bordar con seda, un reto gigantesco, y cuando son hasta 30 o más páginas de citas bibliográficas, ¡uy! Decía un compañero editor, de nuestros sabios, ya finado, “acaba de corregir la bibliografía antes de ella acabe contigo”.
Cada fase en general descrita es un proceso creativo, lo cual te lleva a la realización de una obra artística, donde participan varios especialistas o uno solo que maneje todos los procesos que intervienen.
Los seres humanos son diseñadores por naturaleza. Son creadores constantes y permanentes de cada proceso existencial, de ahí que las fuentes de inspiración para la creación sea la vida misma, el cúmulo de experiencias y sobre todo tus libros, tus lecturas, el aprendizaje y el aprehender el conocimiento generado a través de los siglos. Un joven diseñador, mientras más buenas lecturas tenga en su acervo intelectual, se convierte en un mejor y más hábil creador.
Cada proyecto de trabajo debe desarrollarse convencido y comprometido. En la vida todo lo que uno se propone debe ser concluido, o bien, si es imposible, pues darle una salida digna; pero no truncar jamás o abortar un proyecto que hayas seleccionado emprender. Eso resulta frustrante y no es bueno para la realización de las personas. Si además tienes la ventaja de que te gusta lo que haces, pues, debes tener el éxito asegurado. Y como en todos aprendes, te enriquecen, te fortaleces y creces.
¿Computadora o papel?...
Remito al tema de la adaptación. Sin embargo, es mucho mejor un libro impreso en papel y todo lo que representa su elaboración. El encuadernado de un libro puede convertirlo en una hermosísima joya editorial. Todo lo que viaja por las supercarreteras digitales o que existe en el ciberespacio es intangible y efímero.
¿Libros electrónicos?
Bienvenidos. El mundo editorial se vale de la tecnología de punta para lograr sus objetivos, es una condición para el progreso bien intencionado; además, queremos creer que se mitiga la devastación de los bosques.
¿Autores favoritos?
Los que se editan. Se lleva una relación profesional y sentimental con el autor mientras dura el proceso. Cada palabra que se lee se vuelve propia y compartida, eres madre, esposa y hermana del autor, su protectora y tutora, hasta terminar su libro. Luego que ya está listo, impreso, vas a su presentación y algunos autores no destacan el papel que tuviste en su elaboración; otros, sí, y eso da mucho gusto. A veces es una profesión ingrata. Cuando el lector se encuentra con una errata, te ejecuta, pero desconoce la cantidad de erratas que evitó la corrección. Los trabajadores de la edición son tanto artistas como talacheros. Se desconoce mucho del trabajo profesional y artístico que hay detrás de la elaboración de un libro. Lo mismo para la edición de las revistas y de los periódicos. El trabajo de corrección, por ejemplo, es indispensable en los sectores público y privado; la lengua o idioma nos identifica, por lo tanto se debe usar de la forma correcta. Los días 14, 15 y 16 de septiembre instituciones de la lengua española de Argentina, Colombia, Ecuador, España, México y Perú celebran el primer congreso internacional de correctores en Buenos Aires, Argentina. El evento tiene como objetivo debatir y unificar criterios, demostrar la importancia de la profesión y consolidar la imagen internacional del corrector en el ámbito hispánico; el perfil profesional; la situación de los correctores, la corrección en la traducción, el periodismo y la edición; la formación de un alianza internacional de asociaciones de correctores y la corrección en los nuevos soportes como publicidad y medios audiovisuales. Colaboran en la organización la Fundación Litterae, la Unión de Correctores (España); la Asociación de Profesionales de la Edición y Corrección (PEAC, México); la Asociación de Correctores de Textos del Perú (ASCOT) y la carrera de Traductorado Público de la Facultad de Derecho de la UBA.
¿Planes a futuro?
Concluir proyectos. Sortear la problemática –ineludible– que nunca falta, de la mejor manera. Trabajar en los medios y en la edición, amar y construir. “Un final en continuo proceso” (Mosco, 2005).
Xalapa, Ver., 26 de mayo de 2011
¡Excelente Liliana!
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